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lunes, 21 de marzo de 2011

Christian Ambrosius ist wieder in Mexiko


Es un enorme gusto recibir a mi amigo Christian, con quien estuve en Berlin hace poco y rodar ahora por las bellas calles de la ciudad de México. En la foto: Christian y Eduardo en el altar de la Santa Muerte en pleno centro histórico del DF, rodada del domingo 20 de marzo del 2011.

La bici nos ha permitido no solamente pasear, sino trasladarnos a diferentes lugares, ya sea con nuestras bicis o con las bicis del programa de Ecobici, que resultan especialmente cómodas cuando queremos ir al centro y no queremos ni preocuparnos por dónde dejar el carro o cuidar nuestras bicis mientras entramos a algún café, museo o antro nocturno, porque ya hemos visitado algunos.

Grüsse und du bist immer hier Wilkommen!!!

miércoles, 16 de marzo de 2011

La bici ante los desastres, una solución sencilla y efectiva.


Las calles están destruidas y hay obstáculos por doquier, no hay combustible en las gasolineras -tampoco hay ya gasolineras- es necesario transportarse y tampoco hay luz eléctrica que permita la locomoción por medios eléctricos (tranvías, autos eléctricos, metro, etc.), en el medio del panorama aparece un hombre pedaleando su bicicleta mientras habla por teléfono. La bici le permite sortear los obstáculos en el asfalto y trasladarse mucho más rápido que a pie.


Tener una bici a mano en un evento como el que literalmente sacudió a Japón apenas, se convierte en una gran ventaja para contactar y reunirse con los familiares, para llevar víveres y para establecer comincación ahí donde ya no es posible por otra vía.

La bicicleta es un invento sencillo que desde que apareció ha tenido muy pocas modificaciones y que en lo esencial se mantiene exactamente igual que al inicio. La locomoción mecánica por medio del movimiento de las piernas de un sujeto tiene el enorme valor de no depender del petróleo, de
la electricidad ni de ninguna otra fuente que no sea la de la propia energía del cuerpo, es entonces desde luego un buen signo de salud.

Pero ¿qué relación más puede haber entre un desastre natural con las bicicletas? y la respuesta inmediata que se me ocurre es que ambos cuestionan la pretendida evolución del ser humano sobre las bases de la tecnología; es decir, la invención de las máquinas y el lugar que han tomado por encima del propio ser humano, son puestos en jaque mate por la naturaleza. Bastó un breve carraspeo de las placas tectónicas de sólo unos minutos para que colapsara el sistema: se detuvo toda la actividad industrial y económica, se cayeron edificios que tardaron años en construirse, el mar inundó poblados enteros, murieron -hasta el momento- más de 10, 000 personas, y el ícono del avance científico y tecnológico en la historia de la humanidad ha sido deshabilitado: la producción "controlada" de energía nuclear. Lo que muestra que lo controlado nunca es en realidad controlado, es puro imaginario, creen que lo controlan, pero bastan unos minutos de un evento natural para echarlo todo abajo.

Las calles del mundo entero están llenas de máquinas que no sólo atentan contra la vida de a quienes deberían de servir, sino que es un hecho que matan a miles de personas en el mundo cada año: los autos. Los autos son la presentación más fiel de la producción en masa del capitalismo y la industria que ha desplazado a las personas a segundo o tercer lugar con respecto de las máquinas. Porque en las armadoras los robots han sustituido a miles de trabajadores (mayor desempleo) y en la calle la gente tiene que correr para salvar la vida al pasar de un lado a otro de la calle y a veces algunos no lo logran; pero se ve de lo más normal: las personas tienen que correr de las máquinas para no morir aplastadas por ellas; lo terrible es que esas máquinas son conducidas por otras personas, que por lo demás, tampoco dentro están a salvo de las mismas; basta ver cuánta gente ha muerto atrapada entre los fierros de esas máquinas cuando chocan con otras porque cada uno quiso pasar primero.

La bici de-muestra que las máquinas están al servicio de las personas y no al revés, porque al final, la bici es también una maquinaria, pero una maquinaria amigable y ecológica, no necesita de la industria ni le importa la imagen de clase social que promueven los medios donde el que tiene el carro de la mejor marca vale más que otro, cuando en mi experiencia, la mejor marca de auto se corresponde con mayor ignorancia y peor calidad en la persona que lo conduce (en general). Quienes ignoran más los señalamientos de tránsito y más agresivos se muestran con el peatón, el ciclista, el motocilista y el otro automovilista, y que manejan más estúpidamente son quienes andan enlatados en la lata de mejor marca; gordos la mayoría de ellos por cierto.

Llama la atención que en Japón hubo tiendas que agotaron las bicis
que tenían ante la demanda de una bici para trasladarse, y eso que en Japón la mayoría de la gente tiene bici. La foto de la derecha muestra una de esas tiendas.

Lo terrible es que se tenga que pasar por algo así de extremo para que la gente piense en alternativas, como la posibilidad de emplear otros medios de locomoción y de energía: tenemos al sol, tenemos al aire, tenemos al agua... pero no, vamos a la energía nuclear; como me decía una amiga hoy, "es como si se fuera la luz en mi casa y tuviera mis velas, pero prefiriera prenderle fuego a la sala para alumbrar y acabarme los muebles de mi casa antes que usar la velas, que para eso están".



viernes, 11 de marzo de 2011

The help in Bicycle in Japan

From Velorution:

A New Yorker in Tokyo finds humanity after the quake hit:

kobeThe epicenter of the quake was about 230 miles away from Tokyo, but its effects were felt in the marrow of citizens in Japan’s capital city.

After shooting a bit of video, and helping out a few foreign tourists, I made my way back home, straightened things up in my largely unscathed apartment, and immediately headed back out on my bike to survey the streets.

This is something of a personal ritual. In New York, whenever disaster strikes, I don’t sit by the glow of cable news, I get out on the streets and look for the pulse of the event. Preferably at night, preferably on a bike.

Hey, if one is “cursed to live in interesting times,” one should at least respect the moment’s historical import and drink deep of the eschatological trough.

The homeward bound crowds filling the streets seemed to peak at 4 p.m. Yet by 11 p.m. the streets were still jam packed with office workers walking home, only now framed by bumper-to-bumper traffic that moved far slower than anyone on foot.

Here and there you could see a mother holding the hand of a child wearing what I can only describe as a platinum colored hood-hat that was so cute, yet simultaneously utilitarian I can only assume this is a widely used safety hat given out to children in lieu of a full on helmet to guard against falling debris.

A trip to five different convenience stores to replenish my battery supply revealed only clean and completely empty shelves, dutifully manned by store workers who, despite the fact that they had nothing to sell, continued to energetically issue that familiar “irreshaimase!” (welcome) refrain. In the face of the empty shelves that hinted at social panic if left to continue another day, the Japanese sense of duty was a reassuring touchstone.

Now looking at the facts emerging in the aftermath of the quake, the truth of exactly how epic this whole thing was (is) becomes more tangible. Reports have the death toll at 200-300 people, and authorities expect that number to pass 1,000. As I write this there are an estimated 4 million buildings in Tokyo without power as a 23-foot wall of water bears down on the country and places as far away as Hawaii brace for the worst.

In what may come to be known historically as the Sendai Earthquake, we now learn that it was the fifth largest on the entire planet since 1900, and the largest ever in the history of earthquake-prone Japan.

Yes, this was historic, but it was also somehow personally cathartic. Today I watched one of the most crowded cities on Earth–not New York–comport itself with grace and aplomb in the face of swaying skyscrapers and a severe interruption (and in some cases, ending) to life as we know it.

As a native New Yorker who experienced my city’s massive blackouts and riots, and finally the end of the World Trade Center, I recognize this business of being cosmopolitan, fragile, tough and empathic all at once.

What I surprised me today is that within a culture I’ve spent so much time studying, and highlighting the differences of, I now understand–no, intuit that these people born on the opposite side of the planet are nothing less than exactly as courageous, terrified, and optimistically unsure as everyone I grew up with in the U.S.

The Western sci-fi novels are wrong. Japan is not Mars. It’s more like a space station in which our distant cousins simply have different ways.

Ultimately, days like these give rise to a kind of pan-cultural adhesive that serves to bind us together no matter how different we want to think we are.

Via BoingBoing.

Image (of the Kobe earthquake): © Pacific Press Service / Alamy

Proudly UNAM

The Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) has been not only the best referent about academy in México and all Latin America but now also about bicycle´s culture. This video from Copenhagenize show us how advanced is this University not only in theory but also in facts.
I want to thanks to Mikael Andersen from Copenhagenize for this video. Thanks Mikael!

¡Orgullosamente UNAM, orgullosamente PUMA!
Proudly UNAM, proudly PUMA!



martes, 8 de marzo de 2011

Iternational Women´s Day

And now here are a few pictures that I made in Berlin, La Habana, Mexico City and other pictures from my friend´s Blogs: Velorution, Copenhagenize, Amsterdamize and Chicks´n Bikes.